A pesar de que las redes sociales como TikTok e Instagram son el punto de partida habitual para descubrir productos, la Generación Z no se lanza a comprar a la primera.
Según el I Informe del Observatorio de la Generación Z, elaborado por la Universidad Europea y la consultora Prodigioso Volcán, el 81.2 por ciento de los jóvenes en el mundo busca información antes de realizar una compra.
Este comportamiento rompe con el estereotipo del comprador joven impulsivo: no compran por impulso, sino por convicción. Los jóvenes investigan, comparan, consultan opiniones y valoran si lo que van a adquirir encaja con su estilo de vida, sus necesidades y su bolsillo.
El papel de las redes sociales en la decisión de compra
Aunque la decisión no es rápida ni superficial, sí hay un protagonista claro en el proceso: las redes sociales.
Instagram (72.8%) y TikTok (68%) lideran como escaparates digitales.
TikTok destaca por su capacidad de generar deseo con videos rápidos y cotidianos.
Instagram ofrece más confianza y actúa como validación en una segunda fase.
Otras plataformas como YouTube o Pinterest también participan, sobre todo en productos de moda o tecnológicos.
Sin embargo, la decisión final no depende solo del feed. El informe revela que:
El 49.7% consulta a amigos y familiares.
El 46.6% se apoya en reseñas de otros usuarios.
El 22.8% recurre a Google antes de comprar.
La “lógica Z”: emoción y pragmatismo
El informe identifica lo que denomina la “lógica Z”, un equilibrio entre emoción y pragmatismo.
La motivación principal es la satisfacción personal (61.8%).
Los criterios decisivos son la relación calidad-precio (59.2%) y la experiencia previa (51.8%).
Los jóvenes evalúan si lo que van a recibir compensa el precio, si es útil, si encaja con su estilo y si les ha funcionado antes. Si no están convencidos, prefieren esperar.
También son sensibles a promociones y descuentos: el 27.8% los considera habitualmente, y el 32.5% declaró haber comprado su última adquisición gracias a una oferta.
Consumo como identidad
La Generación Z consume también para proyectar quién es.
La moda y el textil lideran sus compras (58.6%).
Le siguen el ocio y entretenimiento (15.1%).
Y los productos de belleza y cosmética (14.7%).
Estas categorías se relacionan con la autoexpresión: cómo se visten, cómo se divierten o cómo se cuidan refleja quiénes son y cómo desean ser percibidos.
El informe concluye que las marcas que quieran conectar con esta generación deben ofrecer valor real, transparencia y cuidar su presencia digital. Un perfil de Instagram desactualizado, una web poco clara o una mala experiencia de usuario puede arruinar una compra, aunque el producto sea bueno.








