En el ámbito empresarial, las conversaciones suelen girar en torno a crecimiento, rentabilidad e innovación. Sin embargo, hay un tema que rara vez se toca y que, de no atenderse a tiempo, puede comprometer todo lo construido: el fallecimiento de un socio.
“Es una conversación que todo empresario debería tener, no desde el temor, sino desde la responsabilidad”, señala Carlos Genesta, director de Genesta Asesores Patrimoniales, firma especializada en seguros y planeación financiera para empresarios.
En México, menos del 15% de los empresarios tienen un plan claro para enfrentar la ausencia de un socio. De acuerdo con Genesta Asesores, el 85% de las empresas no tienen un protocolo formal de sucesión, y solo el 30% logra pasar de la primera a la segunda generación.
La mayoría pospone esa conversación incómoda sobre lo inevitable. “Todo se deja ‘para después’. Y ese después, muchas veces, llega sin previo aviso”, advierte Carlos Genesta. El resultado, conflictos familiares, descapitalización, pérdida de control accionario y, en el peor de los casos, cierre del negocio.
Genesta Asesores plantea escenarios reales y ofrece herramientas para enfrentarlos. Uno de los más comunes es el ingreso forzoso de herederos sin experiencia en la operación de la empresa.
“Normalmente yo les pregunto, ¿quién sería su nuevo socio? Y desafortunadamente el 85% de los empresarios no han tenido esa reflexión sobre cómo manejar ese momento, porque está faltando sentarse a hablar del tema”.
Carlos Genesta Postear en X
El costo de no planear
El acompañamiento que brinda el despacho comienza con una pregunta: ¿cómo quieres trascender? A partir de ahí, se define un plan. “Lo primero que se tiene que hacer es que los empresarios tengan la voluntad de proteger esto que se llama empresa, que tanto trabajo les ha costado construir”, explica Yaritza López, agente de seguros y planeación financiera. A eso le sigue un proceso técnico, valorar la empresa, establecer el valor de las acciones y definir un esquema de liquidación en caso de ausencia.
En el caso de las pymes familiares, la falta de planeación también puede dejar pasivos difíciles de cubrir para los herederos. “Si tú te vas, los acreedores, ¿a quién van a venir a cobrarle? ¿Tus familiares tendrán la capacidad de pagar esos pasivos?”, cuestiona Carlos Genesta.
“No estoy listo para morirme, tengo muchas cosas por hacer, muchos sueños por cumplir. Pero sí estoy preparado para morirme; es diferente”, añade Carlos Genesta. Más allá del ahorro o del seguro de vida, se trata de preservar empleos, operaciones y familias. “Aquí al ente que hay que proteger es a la empresa, porque la empresa es el generador de recursos, de empleos, el sostén social”, indica Yaritza López.
Y la propuesta de valor se mantiene constante, que es anticiparse a los riesgos.
El seguro de socios: liquidez, control y continuidad
El seguro de socios es una herramienta financiera diseñada garantizar la continuidad operativa y accionaria de una empresa cuando uno de los socios fallece. A través de esta póliza, los socios sobrevivientes o la propia empresa reciben una suma asegurada que les permite comprar la participación accionaria del socio fallecido a sus herederos, evitando así disputas legales o el acceso de personas externas.
Esta estrategia permite que la empresa mantenga el control y el rumbo que los socios fundadores le imprimieron desde sus inicios y previene conflictos familiares, juicios sucesorios y, sobre todo, la paralización de operaciones.
Según el análisis de GNP, menos del 5% de las firmas en México cuentan con este tipo de protección. Y sin embargo, son estas mismas firmas las que generan el 52% del Producto Interno Bruto nacional y el 72% del PIB formal.
Como bien lo plantea Alfonso Urrea en su libro “Vivir, trabajar y crecer en familia”, una empresa familiar no solo debe ser productiva, debe ser emocionalmente inteligente.
Y eso implica anticipar escenarios difíciles. Porque el amor por la familia no es suficiente para sostener una empresa. Se necesita estructura, reales claras y previsión.








