¿Cuál es el ingreso de la clase alta en México 2025?

En México, solo uno de cada cien hogares pertenece a la llamada clase alta, este reducido grupo que representa el 1.2 por ciento del total de las familias del país se distingue no solo por sus percepciones económicas, sino también por un perfil educativo, laboral y de consumo muy específico, de acuerdo con la información más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Para formar parte de este segmento, que equivale a aproximadamente 429 mil 701 hogares, el ingreso promedio mensual se sitúa en 77,975 pesos.

Según publicó Proceso, esta cifra contrasta de manera significativa con los ingresos de los otros estratos socioeconómicos: es 3.5 veces superior al ingreso promedio de la clase media (22,297 pesos) y 6.8 veces mayor que el de la clase baja (11,343 pesos).

El perfil demográfico de la clase alta en México muestra una edad promedio de 40 años y familias compuestas por una media de 2.4 personas. Sin embargo, el factor más determinante es la educación. El promedio de escolaridad en este grupo es de 15.2 años, lo que equivale a una formación de nivel licenciatura.

Esta preparación académica se refleja directamente en su situación laboral. Según los datos del INEGI, en el 82.5 por ciento de los hogares de clase alta, al menos uno de sus integrantes ocupa un puesto directivo, de mando o una jefatura en los sectores privado o público.

De hecho, un 22.7 por ciento de estos hogares tiene a un miembro trabajando directamente para el gobierno.

Ingresos

A diferencia de la clase media y baja, donde la principal fuente de sustento proviene de salarios por trabajo subordinado, en la clase alta la estructura de ingresos es más diversificada.

Si bien las remuneraciones por trabajo son una parte importante, las ganancias derivadas de negocios propios, la renta de la propiedad (que incluye desde el alquiler de inmuebles hasta utilidades de sociedades) y los rendimientos de inversiones financieras constituyen una porción considerable de sus percepciones totales.

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) detalla que en los deciles de mayores ingresos, la proporción del ingreso que proviene de la renta de la propiedad aumenta, mientras que la dependencia de un salario, aunque sigue siendo mayoritaria, disminuye en comparación con el resto de la población.

Los patrones de consumo también marcan una clara diferencia. Los hogares de clase alta destinan una mayor parte de su presupuesto a rubros como educación, cultura, salud y esparcimiento.

El gasto en alimentos y bebidas consumidos fuera del hogar, así como los pagos a tarjetas de crédito, que consolidan múltiples tipos de consumo, son de los más representativos.
El acceso a servicios es prácticamente universal en este segmento. Disponen de servicios de telecomunicaciones de alta capacidad, múltiples vehículos y la posibilidad de contratar personal para labores domésticas, además de acceder a servicios de salud y educación en el sector privado.

Distribución

La distribución de la clase alta en el territorio nacional no es uniforme. Su presencia es significativamente mayor en entidades como la Ciudad de México, Nuevo León, Colima, Querétaro y Yucatán. En contraparte, en las zonas rurales del país, la existencia de hogares clasificados dentro de este estrato es estadísticamente mínima.

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Se posiciona a México como actor clave en reciclaje automotriz

El avance hacia una economía circular está transformando la industria automotriz a nivel global, y el reciclaje de automóviles ha dejado de ser un nicho para convertirse en un pilar estratégico.

Impulsada por la necesidad de reducir residuos y aprovechar mejor los recursos, esta tendencia se apoya cada vez más en tecnologías de separación y clasificación de última generación.

Según reporta México Industry, fabricantes de vehículos y proveedores están integrando aluminio reciclado de alta calidad en sus procesos, sustituyendo materiales vírgenes por sistemas de circuito cerrado.

Esta estrategia permite reducir la huella ambiental sin comprometer la seguridad ni el rendimiento, al tiempo que responde a la creciente presión por cumplir objetivos de sostenibilidad.

En México, el papel del reciclaje de aluminio es clave. Según datos de Ulbrinox, proveedor mundial líder de acero inoxidable, el país produce y recicla cerca de 1,600 toneladas anuales, lo que representa alrededor del 3.5 por ciento del PIB nacional y lo coloca como el quinto mayor reciclador del mundo.

Aunque no produce aluminio primario, la nación ha desarrollado una fuerte capacidad para reutilizar chatarra y mantener tasas de reciclaje hasta un 30 por ciento más altas que potencias como China o India.

Esto ha convertido al reciclaje en un motor para la industria local y los mercados de exportación.

El proceso convencional de reciclaje automotriz, basado en el desmontaje de piezas reutilizables y la recuperación de metales como acero y aluminio, informa Ulbrinox, logra aprovechar hasta el 86 por ciento del material de un vehículo.

Sin embargo, su alcance es limitado cuando se trata de fracciones más complejas como la “zorba” (mezcla de metales y materiales no metálicos) o componentes que contienen contaminantes y aleaciones difíciles de separar.

La creciente complejidad de los vehículos modernos, que combinan metales con plásticos, caucho o vidrio, ha hecho necesaria la adopción de soluciones más sofisticadas para garantizar la calidad del material reciclado, especialmente en aplicaciones críticas como motores o sistemas de seguridad.

Innovación

La industria está adoptando tecnologías avanzadas de separación que permiten clasificar aleaciones con una precisión antes impensable.

Sistemas basados en espectroscopia dinámica de plasma inducido por láser (LIBS), identifican con exactitud el tipo de aleación presente en cada fragmento, incluso dentro de la misma categoría, logrando purezas de hasta el 97 por ciento.

La integración de tecnologías de clasificación avanzada no solo incrementa la eficiencia de recuperación, sino que también refuerza el papel de México como un actor estratégico en el reciclaje mundial de aluminio.
Con estas innovaciones, la industria automotriz nacional puede avanzar hacia un modelo más sostenible, en el que la chatarra de vehículos se convierte en materia prima de alto valor, reduciendo la dependencia de recursos vírgenes y cerrando el ciclo de producción.

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