La inteligencia artificial (IA) es una rama de la informática orientada a diseñar sistemas capaces de realizar tareas que antes requerían pensamiento humano: aprender, razonar o tomar decisiones.
Según el consultor en comunicación y reputación digital Víctor Solano, en declaraciones al diario El País, estos sistemas imitan la capacidad humana de aprender al procesar grandes cantidades de información, mejorando progresivamente su desempeño, una dinámica similar a la de un niño que aprende observando y practicando.
De acuerdo con Solano, la finalidad de la IA no es reemplazar a las personas, sino asistirlas en sus procesos de pensamiento.
La IA en la vida cotidiana
La interacción con la IA se ha integrado de modo natural en la vida diaria.
Actividades como obtener recomendaciones personalizadas en plataformas como Netflix, Spotify o YouTube son posibles gracias al análisis de preferencias e historial de consumo.
Asistentes virtuales como Siri, Alexa o el Asistente de Google interpretan comandos verbales gracias a su entrenamiento con millones de datos de voz.
La IA también opera en aplicaciones de traducción, redacción de textos, programación de recordatorios, así como en optimizar rutas y prever el tráfico en herramientas como Waze o Google Maps.
Soluciones como ChatGPT, DALL-E o Sora permiten crear textos, imágenes y videos a partir de instrucciones escritas.
Diferentes tipos de IA
Existen distintos tipos de IA:
Generativa: produce contenidos originales de texto, imagen, audio o video a partir de indicaciones específicas.
Análisis o clasificación: procesa grandes volúmenes de datos para identificar patrones, filtrar información o prevenir fraudes financieros.
Plataformas de comercio y redes sociales emplean modelos de análisis para sugerir productos o contenidos al usuario en función de su comportamiento.
Cómo comenzar a usar IA
Adentrarse en el uso de inteligencia artificial no requiere conocimientos técnicos avanzados.
Herramientas como ChatGPT han popularizado su acceso gracias a interfaces amigables que permiten conversar y plantear preguntas sobre temas diversos.
Según Solano, basta con registrarse e iniciar una conversación, aunque existen muchas otras opciones según la necesidad:
Editores de video (Synthesia)
Generadores de imágenes (Midjourney, Stable Diffusion)
Asistentes para programación o investigación (Copilot, Tabnin)
Incluso Meta incorpora IA en aplicaciones populares, acercando esta tecnología a quienes no tienen experiencia previa.
Riesgos y precauciones
El uso de la IA viene acompañado de ciertos riesgos.
El principal peligro está en cómo se utiliza la herramienta y en el manejo de información personal. Muchas apps almacenan datos generados por los usuarios para mejorar sus modelos, por lo que no se recomienda compartir contraseñas, información confidencial o documentos personales.
Se debe tener ciertos cuidados
Otro desafío importante es la difusión de información falsa o inventada, intensificada por la capacidad de la IA para generar contenidos realistas conocidos como deepfakes.
El fenómeno de que los modelos proporcionen respuestas sin sustento se llama “alucinación”. Por esta razón, la verificación permanente de datos y el contraste con fuentes fiables resultan imprescindibles, especialmente cuando la herramienta ofrece detalles importantes o cuestiones de impacto.
También se ha detectado que los asistentes de IA pueden reforzar sesgos presentes en las interacciones anteriores, por lo que no deberían sustituir el acompañamiento profesional en áreas como la salud mental.
“Siempre es el humano el que toma la decisión y el que será responsable del resultado”, subraya Solano, enfatizando la importancia del criterio humano en disciplinas sensibles como la medicina, el derecho o la psicología.
Estrategias para aprovechar la IA de manera efectiva
El uso efectivo de la inteligencia artificial va mucho más allá de experimentar con herramientas diversas.
Para obtener mejores resultados, es fundamental:
Realizar instrucciones claras, detalladas y específicas.
Asignar un rol a la IA (por ejemplo, pedir que actúe como especialista en un área concreta).
Dividir los problemas complejos en pasos manejables para aprovechar al máximo su capacidad de análisis.
Utilidad práctica de la IA
La IA puede ser útil tanto en la vida profesional como en la rutina diaria.
Solano comparte casos como el de una familia que utilizó la IA para traducir resultados complejos de un examen médico a un lenguaje sencillo y comprensible.
En temas de salud, es posible solicitar menús y planes alimenticios adaptados a las necesidades del usuario (siempre confirmando con un especialista y sin sustituirlo).
Para la movilidad, las aplicaciones pueden optimizar rutas y calcular costos de viaje basados en las características del vehículo.
El criterio y el pensamiento crítico deben estar siempre presentes. Según el consultor, es clave sospechar, cuestionar y verificar la información facilitada por la IA.
De este modo, la inteligencia artificial puede convertirse en una verdadera aliada y potenciar la capacidad de las personas, sin que ello implique dependencia o ingenuidad tecnológica.








